Este año, el día de San Patricio, patrón de Irlanda (17 de marzo) lo celebraré revolcándome entre sábanas con álguien -o no, según me dé.
St, Patricks's Day, trae a mi memoria infaustos recuerdos de otro tiempo, de otra relación. Ojalá jamás hubiera empezado a celebrarlo. Está visto que ser católico acarrea consigo un fuerte carga de dolor y pena allá donde vayas y de por vida. Suerte que yo, mi catolicismo, ya lo tengo superado -que no olvidado. Pero el dolor y la pena son más persistentes, y se van diluyendo poco a poco, como aquellas manchas que se resisten a abandonar nuestra camiseta preferida, aunque nos hartemos de lavarla y lavarla. Tiempo al tiempo.
Cuando sí seguro que tengo revolcón es para Semana Santa. Yo, por lo que se vé, tengo una curiosa forma de celebrar las festividades religiosas: follando por los descosidos, dicho sea mal y pronto. Debe formar parte también de mi herencia católica que, sumada a mis tendencias paganas, hacen de mí un ser irreverente en las formas, aunque respetuoso en el fondo. Mas trabajo para los psicoanalistas, si es que tienen tiempo para perder con un caso como el mío.
En estas fechas, vienen a mi memoria los ecos de antiguos dioses olvidados por la humanidad, y que reivindican el sitio que les fué arrebatado por el dios de los cristianos. Es a estos dioses que venero a los cuales ofrezco mi cuerpo en sacrificio, en el tálamo, como Hieródula y las sacerdotisas que ejercían la prostitución sagrada. Yo no me avergüenzo de confesar que la oblación de mi cuerpo es mas agradable a los dioses que el ridículo ritual que celebra la iglesia romana. Yo tengo más poder que esos celebrantes, porque el poder es mío, no es prestado, y por tanto nadie puede arrebatármelo. Los dioses y yo nos tratamos de igual a igual, formamos parte de un todo común.
Como escribió Paracelso, y copio textualmente: "La magia es sabiduría, es el empleo consciente de las fuerzas espirituales para la obtención de fenómenos visibles o tangibles, reales o ilusorios, es el uso bienhechor del poder de la voluntad, del amor y de la imaginación. Es la fuerza más poderosa del espíritu humano empleada en el bien. La magia no es brujería."